Magnificación

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“A través de cada área de este emocionante propósito buscamos que todos puedan dirigir su mirada hacia el único digno de toda alabanza, Cristo Jesús.”

Música

Si sabes tocar algún instrumento o sabes cantar, acércate a nosotros para que podamos escucharte. Como miembro de la iglesia deberás llenar algunos requisitos para poder participar, y luego podrás integrarte a alguna de las bandas que están sirviendo en las diferentes reuniones.

Escuela de Música

Si tú deseas aprender a tocar un instrumento o cantar, o si deseas inscribir a alguno de tus hijos, esta es tu oportunidad. Recibimos alumnos a partir de los 4 años, con métodos de enseñanza fáciles de asimilar y un proceso que aparte de hacerte crecer estamos seguros que disfrutarás.

Danza

Adorar a Dios tiene muchas diferentes formas y estilos, uno de ellos es la expresión a través de la danza, aquí encontrarás el entrenamiento adecuado y el ambiente para que puedas crecer en este talento especial.

Televisión y Medios

Desde operar una cámara para grabar los servicios hasta editar un video con calidad profesional, queremos enseñarte cómo hacerlo. Únete a nosotros.

Aprende a decorar un escenario con luces y colores, usando la tecnología como una herramienta para embellecer el lugar de adoración y celebración, y hacer de cada servicio una experiencia nueva.

“Cuando alabamos y adoramos estamos magnificando a Dios, es decir, queremos que todo el enfoque de nuestra reunión sea exaltar a Dios, su persona, su poder, su amor, su misericordia. “

Pastor Arturo Vázquez

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Los equipos ministeriales son una parte vital de la vida comunitaria en Vida Real Monterrey. 

Nuestros Valores

Conoce más de nuestros valores

Las Escrituras, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, son verbalmente inspiradas por Dios y son la revelación de Dios para el hombre, la regla infalible y autoritaria de fe y conducta (2 Timoteo 3:15-17; 1 Tesalonicenses 2:13; 2 Pedro 1:21).

El único Dios verdadero se ha revelado como el eterno existente en sí mismo “YO SOY”, el Creador del cielo y de la tierra y Redentor de la humanidad. Se ha revelado también encarnando los principios de relación y asociación como el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo (Deuteronomio 6:4; Isaías 43:10,11; Mateo 28:19; Lucas 3:22).

La única esperanza de redención para el hombre es a través de la sangre derramada de Jesucristo, el Hijo de Dios.
(a) Condiciones para la salvación. La salvación se recibe a través del arrepentimiento para con Dios y la fe en el Señor Jesucristo. El hombre se convierte en hijo y heredero de Dios según la esperanza de vida eterna por el lavamiento de la regeneración, la renovación del Espíritu Santo y la justificación por la gracia a través de la fe (Lucas 24:47; Juan 3:3; Romanos 10:13–15; Efesios 2:8; Tito 2:11; 3:5–7).
(b) Evidencias de la salvación. La evidencia interna de la salvación es el testimonio directo del Espíritu (Romanos 8:16). La evidencia externa ante todos los hombres es una vida de justicia y verdadera santidad (Efesios 4:24; Tito 2:12).

La Iglesia es el cuerpo de Cristo, la morada de Dios por el Espíritu Santo, con el encargo divino de llevar a cabo su gran comisión. Todo creyente, nacido del Espíritu Santo, es parte integral de la asamblea general e iglesia de los primogénitos, que están inscritos en los cielos (Efesios 1:22, 23; 2:22; Hebreos 12:23).
Siendo que el propósito de Dios en relación con el hombre es buscar y salvar lo que se había perdido, ser adorado por el ser humano y edificar un cuerpo de creyentes a la imagen de su Hijo, la principal razón de ser de las Asambleas de Dios como parte de la Iglesia es:
(a) Ser una agencia de Dios para la evangelización del mundo (Hechos 1:8; Mateo 28:19, 20; Marcos 16:15, 16).
(b) Ser un cuerpo corporativo en el que el hombre pueda adorar a Dios (1 Corintios 12:13).
(c) Ser un canal para el propósito de Dios de edificar a un cuerpo de santos siendo perfeccionados a la imagen de su Hijo (Efesios 4:11–16; 1 Corintios 12:28; 14:12).
Las Asambleas de Dios existe expresamente para dar continuo énfasis a esta razón de ser según el modelo apostólico del Nuevo Testamento enseñando a los creyentes y alentándolos a que sean bautizados en el Espíritu Santo. Esta experiencia:
a. Los capacita para evangelizar en el poder del Espíritu con señales y milagros (Marcos 16:15–20; Hechos 4:29–31; Hebreos 2:3, 4).
b. Agrega una dimensión necesaria a la adoración y a la relación con Dios (1 Corintios 2:10–16; 1 Corintios 12–14)
c. Los capacita para responder a la plena manifestación del Espíritu Santo en la expresión de frutos, dones y ministerios como en los tiempos del Nuevo Testamento para la edificación del cuerpo de Cristo (Gálatas 5:22–26; 1 Corintios 14:12; Efesios 4:11, 12; 1 Corintios 12:28; Colosenses 1:29).

 

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